Los personajes principales

Lo que las Instituciones del Estado han contado al pueblo acerca de lo ocurrido el 11M, requiere de una serie de personajes para ser presentados como actores principales de los hechos.

Los que referimos en éste apartado como personajes principales, tienen en común la falta de credibilidad en lo que sobre ellos se ha contado. Por ejemplo, nadie se ha molestado en explicar a los jueces de dónde salió la identidad del que llaman Jamal Ahmidan, porque lo que si consta en el Sumario es que en principio ocultaron al juez la identidad del titular de la huella encontrada en la finca de Chinchón.

De uno de los personajes condenados a más de 420 siglos de cárcel, ni siquiera se conoce su verdadera identidad. Fue juzgado y condenado con el nombre de Otman El Ganoui y lo único que se sabe es que no se quejó porque le llamasen así.

Otro de los condenados a centenares de siglos de cárcel fue detenido bajo la acusación de  haber vendido tarjetas telefónicas. Aquél día la venta de tarjetas telefónicas no era delito y hoy sigue sin serlo. Sin embargo el nombre árabe de Jamal Zougam sirvió para dar la pátina arabesca a la matanza. El tribunal, obviamente no pudo condenarle por aquello, así que aparecieron unas testigos que dijeron haberle visto con una bolsa en los trenes y el tribunal pudo ya especular que luego dejó la bolsa en algún sitio y que la bolsa llevaba una bomba. Sin embargo, y aún no siendo delito la venta de tarjetas, el tribunal dedicó  nada menos que cuatro páginas de la sentencia a considerar aquella «venta» de las tarjetas. Y ese dato es curioso porque incluso para «probar» la venta se incorporó un albarán que no sólo podía ser de cualquier cosa y a cualquier persona, sino que en lugar de acreditar la venta… acreditaría en todo caso la compra.

Estos y otros dislates revestidos de liturgias judiciales son los que han llamado nuestra atención para crear un apartado dedicado específicamente a los personajes principales.