En mayo de 2013, el administrador concursal autorizó la entrada de Tafesa en las instalaciones para sacar todo lo que pudiera ser de algún valor en la liquidación de la compañía, y efectivamente, durante unos días pudo verse cómo se desmantelaba lo todavía aprovechable del taller», y ya en julio se procedió a la devolución de los terrenos a Adif (sucesora de Renfe en la propiedad de las instalaciones ferroviarias) quien los había tenido arrendados a Tafesa. Y empezó inmediatamente el desmantelamiento del cobertizo, cuyos precintos colocados en la chapa que hacía de puerta de entrada desaparecieron el 9 de julio.
Foto 3.- El 9 de julio habían desaparecido los precintos de la entrada al cobertizo
El 11 de septiembre, alguien había abierto un agujero en las cerradas puertas metálicas de los talleres que ya había recuperado Adif. 5 días después, el aspecto que presentaban las instalaciones era de total abandono. Las oficinas estaban destrozadas y las naves desiertas.
Y junto a esa desolación estaba el cobertizo que tantas esperanzas suscitó en su momento.

Primer acceso que, levantando precintos de la Guardia Civil en un lugar entonces escondido, alguien abrió también junto al muro por el lado más visible. Así estaba el 16 de septiembre de 2013
En el interior del cobertizo, al asomarse por los distintos huecos que hay estaban desprecintados y abiertos, se veían las chapas retiradas del foco de Santa Eugenia amontonadas. Se podían distinguir en ese amontonamiento las piezas del suelo, paredes y techo de la zona del foco de la explosión. Habría sido posible reconstruir esa parte.

Inscripción en el suelo del foco de Santa Eugenia el 16 de septiembre de 2013. Debajo, el techo del tren

El cráter del foco de Santa Eugenia en Vicálvaro (arriba) y en el taller de Tafesa (abajo), en el que sólo se ve el borde de la pieza con el rótulo, el resto queda tapado por las piezas que están por debajo (la foto está invertida)
Así que en medio de esa desolación, el cobertizo seguía entero, y por sus desprecintadas aberturas lo que se veía era sorprendente. Las piezas del tren de Santa Eugenia estaban exactamente en la misma posición en la que se encontraban cuando fueron descubiertas en febrero de 2011. Es decir, el local permaneció intacto desde su descubrimiento, se precintó sin haber movido nada. La investigación que durante tres meses realizó la fiscalía se hizo sin siquiera mirar lo que había dentro, pues los precintos no se movieron, y el juzgado número 6 tampoco se asomó a ver el contenido del cobertizo. Y el cráter producido en el suelo por la explosión había permanecido oculto entre las chapas durante todo ese tiempo, nadie había tenido curiosidad por verlo, por tratar de averiguar los motivos que les llevaron a los peritos a ocultar su existencia, a no estudiar directamente en él los efectos de la explosión y la posible naturaleza de la bomba que lo provocó, y eso que era el único foco que podían estudiar, los demás habían desaparecido pocos días después del 11-M.

A la izquierda, interior del cobertizo en febrero de 2011, a la derecha mismo interior en septiembre de 2013

A la izquierda, interior del cobertizo en febrero de 2011, a la derecha mismo interior en septiembre de 2013

A la izquierda, interior del cobertizo en febrero de 2011, a la derecha mismo interior en septiembre de 2013
En fin, lamentablemente ésta era la situación. A pesar del inmenso valor que pudo tener ese material, quedó allí solitario, en medio de la desolación de los abandonados talleres de Tafesa, olvidado por todos salvo, al parecer, por los grafiteros, aunque pronto otras personas recordarían su existencia y tomarían medidas.
La reacción a lo que estaba pasando en las instalaciones recuperadas por Adif, a las furtivas entradas que era evidente que se estaban produciendo, fue la colocación de unos carteles de “peligro de desprendimiento” en las puertas metálicas de entrada a las instalaciones. Se asumía por lo tanto que se estaba entrando allí y no se impedía, sino que se cubría la responsabilidad de posibles accidentes advirtiendo del peligro. Así que se dejaba hacer con la mayor naturalidad.
Ante esa dejadez del propietario, la reacción de los visitantes fue llevarse los carteles y hasta las propias puertas en los que estaban colocados. Se hacía así posible la entrada de grandes vehículos, eliminando las dificultades del paso por el anterior agujero practicado en la chapa metálica.

7 de octubre de 2013. Carteles de peligro de desprendimiento en las puertas del taller y ampliado el agujero inicialmente abierto en la chapa
Y ya sin puertas, alguien aprovechó las facilidades dadas por Adif y comenzó a desvalijar las instalaciones, empezando, naturalmente, por el cobertizo que guardaba los restos del tren de Santa Eugenia. El 22 de octubre ya no quedaba casi nada de esos restos, tan sólo las dos piezas conservadas del techo del tren. La que había estado sobre el foco estaba todavía dentro de los restos del cobertizo, la otra estaba fuera. El suelo del foco ignorado por los peritos, con su misterioso cráter, había desaparecido.
El día siguiente, 23 de octubre, había desaparecido precisamente la pieza del techo más próxima al foco, mientras que la otra, que habría sido más fácil retirar por estar ya libre de las estructuras del cobertizo, permanecía aún en mismo lugar que la víspera. Al parecer, los ladrones tenían preferencias por las piezas más afectadas por la explosión, a pesar de que, lógicamente, tuvieran menos peso que vender.

El 22 de octubre de 2013, el cobertizo está desmantelado y expoliado. Sólo quedan dos piezas del techo

La parte del techo que cubría el foco de la explosión aún está dentro de los restos del cobertizo el 22 de octubre

De las dos piezas que quedaban, el 23 de octubre ha desaparecido únicamente la pieza más próxima al foco
El mismo 23 de octubre, cuando aún quedaba la última pieza del tren, la entrada estaba vigilada por policías y vigilantes de Adif conocedores de que allí había restos del 11-M. Mientras, en el interior, se seguía cargando impunemente en una furgoneta y en un camión, sin que actuaran los vigilantes que vigilaban la entrada. Estos vigilantes abandonaron el lugar antes de que salieran los citados vehículos.
Y esa presencia policial no sirvió de mucho. El día 25 de octubre había desaparecido el último resto del tren de Santa Eugenia y casi todos los restos del cobertizo. Ya no había nadie vigilando en la puerta. Una vez desaparecidos todos los restos del tren, ya no había nada que investigar ni vigilar. Quedaba el campo libre para quien quisiera seguir expoliando impunemente el lugar, y así se hacía. Había furgonetas cargando, por el interior de las instalaciones, por las naves del taller ya nadie se cuidaba de trabajar con más o menos disimulo, pues se oían grandes y animadas voces por todos lados.
Ante la asombrosa dejadez del propietario de las instalaciones, los medios empleados en el desguace, tanto personales como materiales, fueron ampliamente reforzados, y ya a plena luz del día, sin disimulo alguno, se procedió a derribar las propias naves del taller y a expoliar sus componentes. En poco tiempo, el lugar quedó devastado.
El diario «20 minutos» publicó lo siguiente el 30 de octubre de 2013:
Los terrenos pertenecen a la empresa pública Adif, pero en ellos operaba Tafesa, una de las empresas de referencia en el sector ferroviario español.
Tafesa se declaró en quiebra en 2011 y se encuentra en proceso de liquidación.
Adif ha establecido un servicio de vigilancia permanente para evitar el saqueo.
ÁNGEL CALLEJA 30.10.2013
Romper las cadenas, entrar y expoliar. Eso es todo lo que tienen que hacer las cuadrillas de chatarreros que, en las últimas semanas, han tomado al asalto la antigua factoría industrial de Transportes Ferroviarios Españoles (Tafesa), en el distrito de Villaverde (Madrid capital).
Durante varias horas al día, separan, seleccionan y transportan todos los materiales que les son de utilidad. El metal que pueda comercializarse como chatarra es el primer objetivo. El cobre es el elemento más codiciado, ya que puede venderse a entre 1.500 y 2.500 euros la tonelada. Su empeño ha llegado a tal punto que han derribado muros y han tirado los techos de varias de las naves. «Son como termitas», apunta un testigo.
Los saqueadores vuelven pese a que la Policía les ha expulsado en varias ocasiones. La presencia de la Policía Municipal y la Policía Nacional, que expulsa del recinto a los operarios, no ha servido hasta el momento. Los grupos, alertan los representantes de Izquierda Unida en Villaverde, siempre vuelven. Y lo hacen bien pertrechados.
Por sus monos de trabajo, sopletes, sierras para metal, grupos electrógenos y vehículos de carga bien podrían parecer profesionales. Nada más lejos de la realidad. Nadie les ha contratado a pesar de que son concienzudos en su trabajo y de que obedecen las órdenes de sus capataces. Incluso cuentan con vigilantes encargados de dar el agua (en argot, avisar de la presencia policial) cuando las fuerzas del orden hacen acto de presencia.
Por el contrario, no cumplen ni las más mínima medida de seguridad o prevención de riesgos laborales y no tienen en cuenta la posible presencia de amianto entre los escombros, un material cancerígeno.
Escasa vigilancia
El terreno, las vías, las naves y las oficinas están situados entre la Gran Vía de Villaverde, la calle del Estroncio y la Avenida de Andalucía. El complejo ocupa una superficie de 37.700 metros cuadrados y pertenece a un organismo público, el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif). Esta lo alquiló en 1982 al grupo al que pertenecía Tafesa, sociedad que hoy se encuentra en fase de liquidación tras una declaración de quiebra.
El proceso de disolución de la empresa está tutelado por el juzgado de lo Mercantil número 1 de Madrid, que nombró administrador concursal a José Antonio Tortosa, abogado, auditor y economista especializado en estos trámites, es decir, un liquidador profesional.
Según Adif, Tortosa autorizó a que se entrara en las instalaciones «para sacar todo lo que pudiera ser de algún valor en la liquidación de la compañía» y no devolvió los terrenos hasta julio de 2013. «Para entonces, las instalaciones ya han sufrido un notable deterioro, ya que además de estar un tiempo abandonadas, se han llevado la maquinaria y los materiales de valor», explica la entidad pública.
Tafesa no devolvió los terrenos a Adif hasta julio de 2013. Tortosa era el encargado de la custodia de los bienes de Tafesa, toda vez que estos pueden ser vendidos o subastados para obtener réditos con los que pagar a los acreedores. Este diario localizó al experto en Interconcursal, la firma de la que es socio, pero este se negó a responder a las preguntas que se le formularon sobre esta situación.
Adif asegura que ha denunciado la entrada no autorizada de personas a la Policía en varias ocasiones, pero sin resultado. Por ello, este martes decidió establecer «personal de seguridad para la vigilancia de la zona de forma permanente». Además, ha aprobado un proyecto para demoler «cuanto antes» todas las infraestructuras que puedan representar un riesgo. Vecinos del recinto niegan haber visto ningún tipo de vigilancia preventiva a lo largo de esta semana: «El miércoles solo había policías municipales echando a la gente de allí».
IU Villaverde había solicitado en numerosas ocasiones la reutilización de los terrenos como espacio público. A instancias del grupo, la Junta de Distrito ha iniciado un expediente urbanístico con motivo del desmantelamiento de las naves, pero el saqueo ha continuado. El grupo municipal de IU en el Ayuntamiento de Madrid elevará una pregunta al Área de Seguridad acerca de cómo es posible que la actividad ilegal continúe sin que se produzcan identificaciones o detenciones.
Un icono ferroviario
Tafesa era una de las constructoras de vagones ferroviarios de carga (coches, escombros, carbón, alimentos, sacas de Correos etc.) punteras en España. Además, daba servicios de reparación y mantenimiento —también para vagones de pasajeros— y fabricaba intercambiadores de ancho de vía. Sus productos eran conocidos por su versatilidad y sus altas prestaciones, según la revista especializada Vía Libre, lo que la convirtió en el proveedor de Renfe.
Había nacido en 1951 de la mano de José Fernández López, el fundador Zeltia y Pescanova. Su primera gran crisis tuvo lugar en los años 90. Así lo recogía el diario El País en 1995. De la misma, salió recuperada gracias a la ayuda de las administraciones públicas. Además, ganó clientes como Acciona, FCC o Continental Rail, lo que le llevó a contar con más de 200 trabajadores.
Tras el verano de 2011, solicitó la declaración voluntaria de concurso de acreedores (antigua declaración de quiebra). Sus ventas, en ascenso hasta 2009, se desplomaron a partir de ese ejercicio. En 2010 facturó 10,85 millones de euros, menos de la mitad que el año anterior. El resultado, después de impuestos, fue de un negativo de 1,87 millones de euros.
La deuda ascendió a 6 millones, de acuerdo a Vía Libre. Adif llegó a reclamarle casi un millón de euros por el alquiler del terreno. Entonces contaba con 125 empleados. La propietaria era Paloma Fernández de Sousa-Faro, hermana del procesado Manuel Fernández de Sousa-Faro, ex presidente de Pescanova.

Publicada en “20 minutos”. Gran actividad de derribo de instalaciones y cargue de vehículos el 29 de octubre
El diario El País, por su parte, publicaba lo siguiente el mismo día 30 de octubre:
Termitas ferroviarias
Decenas de saqueadores arramblan con los materiales acumulados en una industria cerrada y donde se fabricaban vagones en Villaverde Bajo
Fue una operación a plena luz del día. Realizada durante horas. Y con un estruendo considerable. El colmo, acaso, de la visibilidad. Unos 20 vehículos, entre camiones y furgonetas, se llevaron el martes (día 29) de la nave abandonada de la extinta empresa de ferrocarriles Tafesa, en el distrito de Villaverde, todo el hierro que pudieron cargar. Los asaltantes iban disfrazados con monos de operarios para pasar inadvertidos. A simple vista, cuesta trabajo imaginar cómo fueron capaces de desbrozar y transportar las gigantescas vigas que sostuvieron en su día a uno de los mayores fabricantes de vagones para mercancías.
Pero los vecinos de Villaverde Bajo, que hacen este relato, aseguran que los saqueadores venían preparados con sopletes para hacer más manejable el material robado. Algunos de ellos dicen que fueron testigos del robo.
Sobre las nueve de la mañana, explican, uno de esos camiones enganchó un cable a uno de los tejados de una de las casetas de la parte trasera de esta nave de 37.700 metros cuadrados. Tras fijarlo bien, el conductor pisó el acelerador. La instalación, de unos 10 metros de altura, tardó en ceder. Pero cuando lo hizo, el estruendo fue ensordecedor. “Vimos movimiento desde casa y decidimos venir a ver qué pasaba. Algunos vecinos nuestros pensaban que nuestro edificio se había venido abajo”, recuerda Vanesa López, de 32 años y vecina de la calle del Estroncio, situada a 10 metros de la nave.
IU denunciará el robo en la Comisión de Seguridad municipal
Los ladrones, sin embargo, ya habían entrado más veces. Según denuncia José Galán, presidente de la Asociación de Vecinos La Unidad de Villaverde Bajo, los saqueadores llevan irrumpiendo en los antiguos talleres de Tafesa desde finales de septiembre. En 2011, la empresa ferroviaria se declaró en concurso de acreedores y sus instalaciones fueron vaciándose. Y con ellas, la seguridad. Lo cual ha motivado los sucesivos allanamientos, aunque ninguno había sido tan voraz: “Se han comportado como termitas”. Un día después del robo, tres empleados de seguridad impedían el paso al recinto.
De las casetas asaltadas queda prácticamente el esqueleto. Incluso faltan algunas chimeneas. “Se las llevaron poniendo dos escaleras juntas para poder llegar”, añade Vanesa, anonadada.
La Policía Nacional recibió el aviso a la hora de comer. Al lugar se desplazaron también agentes municipales y los bomberos. Aunque fuentes policiales explican que al ser un edificio abandonado, y no tener constancia de denuncias, la actuación no fue más allá. Según los vecinos, los ladrones, al verse sorprendidos, se identificaron como empleados de una empresa de demolición. “Lo parecían, la verdad”.
Estos terrenos son propiedad del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), que asegura que ha denunciado en varias ocasiones los robos sufridos. Y que está trabajando para buscar una solución a esta zona. Desde IU se plantean llevar el desguace de esta nave a la Comisión de Seguridad del Ayuntamiento.
Rashid también lo vio todo. Pero a él no le parece que se hayan llevado un gran botín: “El hierro se paga a 10 céntimos el kilo”. El kilo del cobre que está pelando cuesta, en cambio, seis euros
O sea que, según esas informaciones, la policía estaba al corriente de todo, pues “les ha expulsado en varias ocasiones”. “La presencia de la Policía Municipal y la Policía Nacional, que expulsa del recinto a los operarios, no ha servido hasta el momento”.
Adif asegura que ha denunciado la entrada no autorizada de personas a la Policía en varias ocasiones!». A pesar de todo lo cual, se produjo toda esa destrucción a la vista de todo el mundo.
Si tal fuese la eficacia policial en España estaríamos ante el paraíso de los ladrones. Como es inimaginable que sea así, habrá que pensar que intervinieron otras circunstancias misteriosas.
Y claro, Izquierda Unida prestó su totalmente desinteresada colaboración al asunto:
IU Villaverde había solicitado en numerosas ocasiones la reutilización de los terrenos como espacio público. A instancias del grupo, la Junta de Distrito ha iniciado un expediente urbanístico con motivo del desmantelamiento de las naves, pero el saqueo ha continuado. El grupo municipal de IU en el Ayuntamiento de Madrid elevará una pregunta al Área de Seguridad acerca de cómo es posible que la actividad ilegal continúe sin que se produzcan identificaciones o detenciones.
Cualquiera que conozca los antecedentes de lo ocurrido en los talleres de Tafesa sabe la trascendencia que tenían los restos del 11-M allí conservados. A pesar de lo cual, la presencia de esos restos en el taller de Tafesa, su desaparición, no aparece en ninguna de las dos noticias periodísticas, ni siquiera se insinúa.
¿Es imaginable que en “20 minutos” y en “El País desconocieran esa relación del taller de Tafesa con el 11-M? ¿Fue filtrada la información a esos dos diarios con la consigna de que la dieran pero sin aludir en absoluto a su relación con el 11-M? ¿Les pidieron que fuesen con fotógrafos?
¿Era necesario llevar a cabo tal destrucción, tal expolio a plena luz del día, para tratar de convencer de que lo allí ocurrido no tenía nada que ver con el 11-M, que todo era obra de saqueadores, expresión en la que curiosamente coinciden ambas publicaciones?
¿Alguien está buscando a esos saqueadores para llevarlos ante la Justicia?
¿Alguien está tratando de recuperar el material saqueado?
Y es que, claro, si sólo hubiera desaparecido el cobertizo con los restos del 11-M el asunto habría sido muy sospechoso, habría sido muy difícil atribuirlo a esos saqueadores, pero así, perdido en una masiva destrucción de naves industriales es más fácil camuflarlo. Y todo ello con la muy desinteresada colaboración de “20 minutos”, El País e Izquierda Unida.
Vuelve la calma a las instalaciones de Tafesa
Una vez conseguido el objetivo, una vez desaparecidos los restos del tren de Santa Eugenia dentro de una masiva destrucción del taller de Tafesa por parte de los saqueadores habituales, se puso por fin una vigilancia adecuada a la entrada de las instalaciones, y cesó toda actividad saqueadora. Los saqueadores no volvieron a aparecer por ahí. El 2 de noviembre todo estaba en calma, la entrada aparecía de nuevo cerrada, esta vez con una valla de reja metálica, tras ella, unos agentes de seguridad de Adif, con su vehículo, vigilaban el acceso.
Y así desapareció todo rastro del foco de explosión de Santa Eugenia. Ese foco que se conservó durante años con una cadena de custodia perfectamente conocida, según el Fiscal General del Estado; ese foco que fue visitado por dos veces por policías y guardias civiles mientras también policías y guardias civiles realizaban un informe judicial sobre los efectos de las explosiones de los trenes, sin que en el mencionado informe se dijera nada al respecto; ese foco cuya bomba fue situada por los peritos en la bandeja portaequipajes, ignorando la existencia de un cráter en el suelo; ese foco ocasionado por una bomba por cuya colocación está en prisión el único condenado como autor material del 11-M; ese foco investigado por la fiscalía tras su aparición pero sin examinarlo, sin investigarlo, sin comprobar su valor probatorio, limitándose a afirmar que nunca estuvo oculto.
Y que se sepa, aún no se ha dado la orden o el permiso de desprecintado del cobertizo. El cobertizo se precintó el 7 de marzo de 2012 y así ha permanecido hasta su destrucción. Ningún organismo oficial lo ha abierto para estudiar su contenido. Los únicos que entraron en su interior fueron visitantes furtivos nunca perseguidos por la violación de los precintos.
Adif legaliza la demolición de los talleres de Tafesa
El nuevo servicio de vigilancia puesto de manifiesto el 2 de noviembre resultó eficaz. Así, el 4 de diciembre el aspecto de las naves a medio demoler seguía siendo exactamente el mismo que el 2 de noviembre.
En cuanto a la entrada de las instalaciones, había algunas novedades: En el cierre de malla metálica se habían colocado carteles informativos de las restricciones impuestas en el interior. Al ya conocido cartel de “peligro de desprendimiento”, se han añadido todo un surtido de carteles de los más diversos peligros y obligaciones, que incluyen, por ejemplo, el peligro de ruido y el uso obligatorio de botas.
El primero de los carteles resulta familiar, pues ya hemos visto cómo el 7 de octubre de 2013 se pudo ver una pareja de carteles de «peligro de desprendimiento» colocados en las posteriormente desaparecidas puertas de acceso al taller, carteles que el 22 de octubre habían desaparecido junto con las propias puertas que lo sustentaban.
Y ahora vemos que el 4 de diciembre volvió a aparecer un cartel de «peligro de desprendimiento” en la reja que había sustituido a las desaparecidas puertas. Si cedemos a la tentación de comparar el cartel recién aparecido con uno de los que se podían ver el 7 de octubre, nos encontramos con algo realmente sorprendente, y es que es evidente que se trata del mismo cartel. Se aprecian incluso en las esquinas del último las roturas producidas sin duda al arrancarlo de las anteriores ataduras.
O sea. O bien los delincuentes que asaltaron el taller en octubre llevándose sus puertas tuvieron después la amabilidad de devolver el cartel a Adif, o bien son los mismos que arrancaron el cartel los que lo volvieron a colocar, o los delincuentes lo dejaron por allí tirado y Adif lo conservó cuidadosamente, porque ya se sabía todo lo que iba a ocurrir después y que habría que volverlo a colocar (hay que aprovechar los recursos).
Y parece que lo más normal es que los ladrones que se llevaron las puertas lo hiciesen con los carteles puestos ¿Por qué iban a entretenerse en quitarlos si también eran metálicos?

El cartel del 7 de octubre (izquierda), arrancado en su día y retirado con las propias puertas, es el mismo que el vuelto a colocar antes del 4 de diciembre (derecha)
Y tras la puerta de entrada, hay otras novedades: Se pueden ver tres vehículos aparcados ante unas casetas prefabricadas antes inexistentes y carretillas con otros signos de que se lleva a cabo alguna actividad.
En los carteles adheridos a las casetas prefabricadas se pueden distinguir los nombres de dos empresas:
Algeco Construcciones Modulares
Se trata de una empresa especializada en el alquiler de módulos, es sin duda la que ha proporcionado las casetas que sirven de apoyo a los trabajos que se van a realizar en el antiguo taller de Tafesa.
Cespa
Empresa filial de Ferrovial, dedicada a la prestación de servicios medioambientales y a la gestión de residuos. Se trata probablemente de la empresa a la que Adif ha contratado, en su caso, la demolición de las naves y la retirada del material.
El 10 de enero seguían trabajando ambas empresas. Había avanzado la destrucción de las naves. Había desaparecido el cartel de peligro de desprendimientos que se había identificado públicamente como el mismo que se colocó inicialmente, que luego desapareció con las puertas y que fue vuelto a colocar.
Finalmente, en el 10º aniversario se da también carpetazo al asunto Tafesa y a los restos del tren de Santa Eugenia. Al parecer, alguien ha querido conmemorar a su manera el 10º aniversario del atentado, y lo ha hecho tapiando la entrada de los terrenos que ocupaban los talleres de Tafesa. Y el 13 de marzo de 2014, se procede a tapiar la entrada a lo que fue el taller, a cerrarlo definitivamente.
Todo ha quedado resuelto. Los talleres de Tafesa han desaparecido
Como
curiosidad:
Denominación:
Construcciones Hermanos Medina Álvarez SL
Localidad:
LINARES ( JAEN )
Actividad:
Construcción de edificios residenciales
Una vez normalizada la situación, ¿alguien ha denunciado los destrozos producidos y el robo de material? ¿Se busca a los autores? ¿Están identificados?
11.- Cronología
De todo ello se deduce la siguiente cronología de las actuaciones sobre el tren de El Pozo:
11 de marzo
– Según declaración judicial del inspector jefe de los Tedax de Madrid, éstos propusieron trasladar los trenes a Vicálvaro, donde tenían previsto buscar durante semanas pruebas y muestras de explosivo a través de una inspección exhaustiva
– 22 h 30: Se levanta el acta de la inspección ocular técnico policial del tren
– A partir de las 22 h 30, se traslada el tren a la estación de clasificación de Vicálvaro, en dónde queda apartada la unidad afectada, que era la formada por los tres coches de cola. La unidad de cabeza se segrega y se retira para su reincorporación al servicio
15 de marzo de 2004
– Cercanías solicita a Remimfer, al amparo del contrato de reparación accidental que tienen suscrito, el presupuesto de reparación del tren que resultó alcanzado por las explosiones en la vía 6 de Atocha
16 de marzo de 2004
– Remimfer envía a Cercanías el presupuesto de reparación del tren de la vía 6 de Atocha
17 de marzo de 2004
– Los tres coches de cola del tren se encuentran en Vicálvaro
– Cercanías autoriza la reparación del tren de la vía 6 de Atocha
23 de marzo de 2004
– Remimfer concluye la reparación del tren de la vía 6 de Atocha
31 de Mayo de 2004
– Cercanías pide a Remimfer presupuesto de reparación de los tres coches de la unidad de cola de Santa Eugenia, entre ellos en coche 4
11 de junio de 2004
– Peritos Tedax emiten informe sobre ubicación de las bombas solicitado verbalmente por el juez
14 de junio de 2004
– Sánchez. Manzano envía al juez el informe sobre ubicación de las bombas solicitado verbalmente:
29 de julio de 2004
– Remimfer presenta a Renfe el presupuesto de reparación del tren de santa Eugenia, por un importe de 675.175,20 euros, y con un plazo de entrega de 145 días
10 de septiembre de 2004
– Cercanías de Renfe valora los daños sufridos en sus trenes. Se incluye la relación de los 10 vehículos desguazados, y se da el coste de las reparaciones, entre las que figura la de la unidad de cola de Santa Eugenia, con un importe de 675.175,20 euros, más daños ocultos
11 de septiembre de 2004
– Una vez aprobado el presupuesto de reparación, y recibido por Remimfer el encargo verbal de efectuar la reparación, se traslada desde Vicálvaro al taller de Tafesa en Villaverde el coche 190 para efectuarla, y los otros dos de esta unidad, es decir, los 095R y 189M, se llevan a Cerro Negro
16 de marzo de 2005
– El juez instructor ordena la redacción de un informe conjunto Policía Guardia Civil en el que se incluye el estudio de las explosiones en los trenes
27 de abril de 2005
– Se constituye el equipo de peritos que realizará el informe conjunto Policía-Guardia Civil
– Los peritos del informe conjunto Policía Guardia Civil solicitan al Juzgado fotos y videos de los trenes
19 de mayo de 2005
– Según escribe Fernando Lázaro en El Mundo, los Tedax han acudido a las dependencias de Renfe para estudiar los restos de uno de los vagones afectados por los atentados y que la empresa aún conserva. La mayoría de ellos han sido ya desguazados
24 de mayo de 2005
– Los peritos del informe conjunto Policía Guardia Civil solicitan al Juzgado fotos y videos de los trenes
2 de junio de 2005
– El juzgado entrega a los peritos del informe conjunto fotos y videos de los trenes aportados por diversos organismos, entre ellos Renfe y Bomberos de Madrid
17 de junio de 2005
– El juzgado entrega a los peritos del informe conjunto nuevo material fotográfico
24 de junio de 2005
– Los peritos emiten el informa conjunto Policía Guardia Civil
3 de julio de 2005
– El diario El País “informa” de que según fuentes de Renfe, cuatro de los vagones del convoy afectado en la estación de Atocha, otros cuatro vagones-coches dañados en el área de la calle de Téllez, dos correspondientes al tren que registró la explosión frente a la estación del Pozo del Tío Raimundo y un vagón del convoy que surcaba las vías de la estación de Santa Eugenia fueron destinados a su desguace.
5 de julio de 2005
– La unidad UT 095, recompuesta con sus tres coches de cola del tren, 190M, 095R y 189M, sale del taller de pintura, para incorporarse de nuevo al servicio. Y desde entonces ha seguido circulando con toda normalidad
2 de julio de 2007
– 22 h 40: .Queda visto para sentencia el juicio oral del 11-M
21 de julio a 19 de octubre de 2007
– Se construye en los talleres de Tafesa un cobertizo y se guarda en él el material del foco retirado del coche 4 durante su reparación
13 de octubre de 2011
– Tafesa entra en situación concursal
4 de enero de 2012
– El administrador concursal visita las instalaciones de Tafesa y descubre los restos del foco de Santa Eugenia dentro de un cobertizo de chapa
28 de febrero de 2012
– Libertad Digital publica el descubrimientos de los restos del foco del coche 4 almacenados en un cobertizo del taller de Tafesa
– Personal de Tafesa acondiciona y asegura con celeridad el cerramiento de chapas del cobertizo, cerrando los huecos que existían en su cubierta y que permitían ver su interior
29 de febrero de 2012
– El Fiscal General solicita diligencias al fiscal jefe de Madrid para investigar el hallazgo, investigar los restos, custodiarlos e indagar si ya se están investigando
4 de marzo de 2012
– Según información del diario La Gaceta, dos individuos asaltaron de madrugada las instalaciones de Tafesa. Los asaltantes rompieron una de las vallas del recinto y enfilaron directamente al cobertizo donde estaban almacenados los restos del tren de Santa Eugenia
– Tafesa interpone una demanda ante la Policía, y en días posteriores se recibió en las oficinas una llamada de «un cargo importante de la Policía. No de comisaría, sino de la dirección general». En las últimas semanas, ha sido permanente el merodeo a las instalaciones de la empresa por parte de individuos sospechosos. Por ello, Tafesa se ha visto obligada a reforzar la seguridad con dos guardas jurados
7 de marzo de 2012
– La Guardia Civil procede a precintar el cobertizo en el que se guardaban los restos, junto al cual se dispone una vigilancia permanente. Durante varios días se mantiene la vigilancia ante el precintado cobertizo, más tarde la vigilancia se limita a la entrada de los talleres.
– La Guardia Civil precinta el cobertizo en el que se guardan los restos, junto al cual se dispone una vigilancia permanente. Durante varios días se mantiene esa la vigilancia ante el precintado cobertizo. En mayo, la vigilancia se limita a la entrada de los talleres
Mayo de 2012
– Ya no hay vigilancia permanente en el cobertizo, sí está vigilada la entrada general a los talleres
6 de junio de 2012
– La Fiscalía de Madrid decreta el archivo de las diligencias abiertas sobre los restos del tren de Santa Eugenia
13 a 26 de junio de 2012
– Alguien levanta precintos en el cobertizo y abre una discreta entrada
10 de septiembre de 2012
– Hay un vigilante armado junto al cobertizo
Marzo a mayo de 21013
– Alguien va retirando progresivamente precintos y chapas del cobertizo. No se ve vigilancia alguna
15 a 30 de mayo de 2013
– El administrador concursal autoriza la entrada de Tafesa en las instalaciones para sacar todo lo que pueda ser de algún valor en la liquidación de la compañía. Durante varios días, Tafesa desmantela y retira lo todavía aprovechable del taller
Junio de 2013
– Los terrenos e instalaciones son devueltos a Adif (sucesora de Renfe en la propiedad de las instalaciones ferroviarias) quien los había tenido arrendados a Tafesa.
– Una vez traspasados a Adif, los antiguos talleres de Tafesa son saqueados
9 de julio de 2013
– Han desaparecido los precintos de la entrada normal del cobertizo
11 de septiembre de 2013
– Alguien ha abierto un hueco en las cerradas puertas de los talleres, por el que puede pasar un hombre
16 de septiembre de 2013,
– Las instalaciones de Tafesa presentan un deplorable aspecto, las oficinas están destrozadas y las naves desiertas
– Ya no queda casi ningún precinto en
el cobertizo. En su interior se conservan las piezas del foco de Santa Eugenia en la misma disposición que cuando las vio el administrador concursal el 4 de enero de 2012. No hay indicio alguno de que nadie haya removido ninguna de ellas
7 de octubre de 2013
– Se ha ampliado el hueco que apareció abierto en la chapa de la puerta el 11 de septiembre
– Adif ha colocado carteles de peligro de desprendimiento en la puerta de acceso a los talleres
22 de octubre de 2013
– Han desaparecido las grandes puertas de entrada al taller, con sus carteles de peligro de desprendimiento
– Todas las chapas laterales del cobertizo han desaparecido, así como casi todo su contenido. De los restos del foco de Santa Eugenia sólo quedan dos piezas del techo del coche, una de ellas bajo lo único que queda del cobertizo, su techo, mientras que la otra está fuera, a unos metros de distancia
23 de octubre de 2013
– La entrada de los talleres está vigilada por policías nacionales y vigilantes de Adif, conocedores de que ahí hay restos del 11-M, con sus respectivos vehículos, al tiempo que hay una furgoneta y un camión cargan material en el interior de las instalaciones. Los policías se van sin esperar la salida de la furgoneta
– El cobertizo está desmantelado. Sólo queda, separada unos metros de los restos del cobertizo, una de las piezas del techo del coche 4 de Santa Eugenia
25 de octubre de 2013
– Desaparece la última pieza del tren de Santa Eugenia y casi todos los restos del cobertizo.
– No hay policías ni vigilantes de Adif, pero sí hay furgonetas cargando material sin ningún disimulo,
29 de octubre de 2013
– Se intensifica el desmantelamiento de los talleres de Tafesa. Un numeroso grupo de personas utiliza unos veinte camiones y furgonetas a plena luz del día, a la vista de todo el mundo, sin ningún disimulo. Se derriban algunas de las naves para llevarse sus estructuras. No aparece ningún policía ni vigilante de Adif mientras se lleva a cabo el destrozo
30 de octubre de 2013
– Los periódicos El País y 20 Minutos dan cuenta de lo que ha ocurrido la víspera en Tafesa. Ambos medios coinciden en hablar de “saqueo” de las instalaciones, y no mencionan que en esas instalaciones había restos del 11-M. Según afirman, Izquierda Unida denunciará el robo en la Comisión de Seguridad municipal
2 de noviembre de 2013
– Ha desaparecido de pronto toda la actividad saqueadora. La entrada a los talleres aparece de nuevo cerrada, esta vez con una valla de reja metálica, tras ella, unos agentes de seguridad de Adif, con su vehículo, vigilan el acceso.
4 de diciembre de 2013
– No ha habido nuevas demoliciones desde el 30 de octubre. Todo sigue en calma
– En la entrada sigue la vigilancia desde dentro. Se han colocado carteles de peligro y prohibición; uno de ellos, avisando de peligro de desprendimiento es exactamente el mismo que podía verse el 7 de octubre y que luego desapareció junto con las propias puertas
– En los antiguos talleres están trabajando perfectamente identificadas una empresa de alquiler de módulos para oficinas y otra dedicada a la gestión de residuos. Al parecer Adif ha decidido continuar las labores de demolición, esta vez de forma oficial y legal
10 de enero de 2014
– Se sigue trabajando en la demolición legal de los talleres
– Ha desaparecido el cartel de peligro de desprendimiento que se había identificado públicamente como el mismo que se colocó inicialmente, que luego desapareció con las puertas y que fue vuelto a colocar.
13 de marzo de 2014
– Tras consumar la total demolición de los talleres de Tafesa, Adif, a través de la
empresa Hermanos Madina Álvarez SL, de Linares (Jaén), procede a tapiar lo que
fue la entrada a esos talleres