Un comodín en la baraja
La conclusa verdad judicial tras el juicio por la masacre de Madrid de Marzo de 2004, mandó a prisión a 3 individuos condenados, cada uno de ellos, a penas de centenares de siglos de cárcel.
Uno de esos tres condenados, como terrorista, a cientos de siglos de cárcel por asesinar a 191 personas e intentar el asesinato de otras 1856, es un moro indocumentado del que no consta en lugar alguno del sumario, su verdadera identidad.
Pero no acaba ahí la sorpresa. Los motivos básicos que dieron con los huesos del moro en prisión son el de haber trabajado de albañil en una finca, reconocer que mantuvo una conversación telefónica en la que no aparece ni una sola palabra relativa a delincuencia, y decir que había intercambiado un teléfono con otro moro.
La identidad
En el folio 6066 aparece la declaración del moro efectuada a las 22:05 del 30.03.04 (que según la policía se negó a firmar el interesado sin motivo aparente), donde puede apreciarse -ya en las primeras 9 líneas- que el apellido varía de Gnaut a Ganout, y donde la policía acredita que carece de documento alguno de identificación, al tiempo que redacta unos datos de identidad, que vincula a un número de pasaporte de Marruecos. También colocan ahí que su número de móvil es el 606.547.560.
La policía no explica en lugar alguno qué la mueve a relacionar la supuesta identidad del detenido con un concreto pasaporte marroquí. Una posibilidad pudiera ser un pasaporte marroquí hallado cuatro días antes en la vivienda de un tal Hamid Ahmidan, primo de otro marroquí llamado Abdelillah Ahmidan, al que la policía apoda El Chino. Como podemos ver, en ése pasaporte aparece el nombre de Otman El Gnaoui y coincide el número con el mencionado en la declaración del indocumentado. Sin embargo no es posible encontrar explicación al hecho de que teniendo ése pasaporte a la vista, escribiesen el apellido o bien confundiendo el trazo inferior de la I con la línea de escritura (GNAOUT en lugar de GNAOUI) o como fonético de GNAOUT en francés (GNAUT). En los dos casos cabe deducir que quien está escribiendo la declaración no tiene a la vista el pasaporte. Y resulta corroborado por el hecho añadido de que figurando en el pasaporte como domicilio Plaza de la Coronación, en la declaración escriban calle del Coronel. En cualquier caso nos quedamos sin conocer su domicilio real puesto que, por extraño que pueda parecer, no consta que se registrase domicilio alguno de tan peligroso terrorista.
Y el propio juez instructor, al tomarle declaración (folios 71.978 y 71.980), le llama Otman El Kanaoui.
En el folio 13.770, un prudente informe de la Policía Científica sobre ése pasaporte, dice que no puede confirmar la falsedad del soporte, ni de los datos ni tampoco de la fotografía.
El teléfono
Tres meses antes de la matanza, concretamente el 12 de Diciembre de 2003, unos policías de la UDYCO que investigaban tráfico de drogas obtuvieron de un juez de Parla (Madrid), el oportuno mandamiento para intervenir las conversaciones del teléfono 606.547.560 (de la compañía Movistar y sin datos de titularidad ya que era de pago previo), por ser el que utilizaba un traficante conocido como El Chino. La intervención fue prorrogada sucesivamente el 09.01.04 y 06.02.04 «debido al éxito de las investigaciones del tráfico de drogas» (folios 14.331 y 14.333).
En el sumario también aparece un escrito del jefe de los policías que investigaban esos tráficos de droga, solicitando al juez el cese de la intervención del 606.547.560. El escrito lleva fecha del día siguiente a los atentados.
18 días después, los policías de la UCIE que investigan los atentados, detienen al moro indocumentado que nos ocupa, el cual reconoce como suyo el teléfono 606.547.560.
La conversación
Uno de los argumentos que llevaron al moro indocumentado a presidio, acusado por los atentados, fue una conversación telefónica. Una curiosa conversación que los policías que investigaron el atentado, aseguran se realizó a través del teléfono 606.547.560 que estaba intervenido por otros policías que investigaban asuntos de drogas.
El moro reconoce como suyo el teléfono y la conversación, pese a que no exista peritaje alguno que confirme al juez que una de las personas grabadas en la conversación es el indocumentado.
El caso es que esa conversación que coadyuvó a la condena de más de 429 siglos de cárcel, plantea una serie de problemas no resueltos. Según la instrucción del sumario, el 28 de Febrero un sujeto llamado Jamal Ahmidan intercambió su teléfono Nokia con el Sharp del indocumentado, y viajó en coche hasta Avilés (Asturias) donde recogió unos cientos de kilos de explosivos en una mina, durante la noche. Al día siguiente, cuando bajaba en coche hacia Madrid llevando los explosivos, Jamal llamó al indocumentado, que se encontraba en Madrid, y tuvo lugar la peculiar conversación.
La conversación se torna peculiar porque es imposible conocer el contenido de la misma.
Y ello pese a que la instrucción considera esa conversación la clave de algunos aspectos del caso del 11-M.
El condenado Otman aceptó durante el juicio que era él quien hablaba, y el contenido de la conversación consta en el sumario… pero desconocemos su contenido.
La causa es que -según está documentado- la conversación es en árabe y existen tres transcripciones distintas: la de la UDYCO en plan resumen, otra -íntegra- pedida por el juez instructor del 11-M, y una tercera a modo de corrección, en el juzgado que autorizó las escuchas del 606.547.560. Y las tres resultan diferentes en aspectos clave, hasta el punto que el supuesto resumen de la UDYCO tiene más información que la supuesta íntegra del juez instructor, sin que en ninguna de las tres versiones aparezca referencia alguna a actividad delictiva. De hecho, las supuestas transcripciones en su conjunto, forman una especie de ojos del Guadiana puesto que según sea el destinatario de las transcripciones, las conversaciones se alargan o se reducen, o simplemente desaparece un periodo de casi dos horas en el que según los listados de tráfico de la compañía, se produjeron llamadas.
El viaje del teléfono
La respuesta probable es que intercambiaran el terminal pero manteniendo cada uno su tarjeta, es decir, el indocumentado la suya de Movistar alojada en el terminal Nokia, y Jamal la suya de Amena en el terminal Sharp. Aunque tal cosa es imposible, porque en el folio 21.077, Telefónica-Movistar informa al juez instructor que el terminal Nokia que asigna la policía a Jamal Ahmidan para ese viaje (IMEI 351476800871854) nunca fue activado en su red, y eso significa que jamás utilizó tarjeta alguna de Movistar, es decir: que nunca alojó la tarjeta de Movistar 606.547.560 que la policía asigna al indocumentado.
Y también dice que estaba en Baleares cuando recibió varias llamadas de Jamal Ahmidan durante el viaje a Avilés a finales de Febrero.
Y también dice que estaba en Baleares cuando recibió 8 llamadas de los policías de la UCIE durante el mes de Mayo.
Escogiendo baraja para el comodín
Una respuesta inquietante

La respuesta está en el Diario de Sesiones del Congreso, de la VIII legislatura, Comisiones de Investigación, en la correspondiente al 19 de Octubre de 2004, en la página 26, cuando la diputada Barkos interpela al comisario jefe de la UDYCO sobre el Otman de esa conversación, y el comisario le confirma que se trata de la misma persona.